Cada fachada de Madrid—ya sea barroca, neoclásica o modernista— cuenta un capítulo del pasado. En esta ciudad, la modernidad no ha borrado la huella del tiempo: la ha reinterpretado.
Del Madrid de los Austrias al skyline contemporáneo
El Madrid de los Austrias, contiene la esencia de los siglos XVI y XVII. Las fachadas de ladrillo rojo, los balcones de hierro forjado y los escudos nobiliarios, reflejo de una época en la que la monarquía quería proyectar poder y elegancia.
Un ejemplo es la Casa de la Villa, sede del antiguo Ayuntamiento, cuya fachada barroca combina piedra y ladrillo con una simetría propia de su tiempo.
Basta caminar hasta Gran Vía para saltar a comienzos del siglo XX, cuando Madrid quiso parecerse a Nueva York y París. Allí, los edificios como el Metrópolis, coronado por su cúpula dorada, o el Edificio Telefónica, símbolo de la modernidad en los años 20, muestran cómo la ciudad abrazó el progreso sin perder su esencia.
El Barrio de Salamanca: elegancia y detalle en piedra
Las fachadas del Barrio de Salamanca, con balcones de hierro y molduras ornamentadas, son una joya del urbanismo madrileño desde que fuera creado en el siglo XIX bajo el plan del marqués José de Salamanca, como ejemplo de estatus y refinamiento.
Destaca la Casa de Pérez Villaamil, situada en Serrano. Construida en 1889 por el arquitecto José María de Aguilar, posee elementos neorrenacentistas y una ornamentación escultórica. Hoy, ya restaurada, forma parte del paisaje urbano que combina boutiques de lujo con historia viva.
También, edificios como el Palacete del Marqués de Amboage, actual sede de la Embajada de Italia, destaca por su fachada de piedra blanca, columnas corintias y balcones afrancesados.
Rehabitar sin borrar: la otra cara del patrimonio
Muchos edificios históricos de Madrid han sido restaurados para adaptarse a nuevos usos, como el Palacio de Cibeles, antigua sede de Correos y hoy Ayuntamiento y centro cultural. Su interior combina cristal, acero y luz natural, mientras su exterior mantiene la majestuosidad blanca del siglo XX. Otro ejemplo es el Hotel VP Plaza de España Design, diseño contemporáneo con la herencia estética de su entorno, respetando líneas históricas de una de las plazas más emblemáticas de la ciudad.
Curiosidades que (quizás) no sabías:
- En la Gran Vía, muchas fachadas esconden antiguos teatros o cines que hoy son tiendas, hoteles o restaurantes, pero conservan elementos decorativos originales.
- En la Puerta del Sol, bajo las fachadas clásicas, se esconde una de las estaciones de metro más antiguas del mundo, abierta en 1919.
- En el Barrio de Salamanca, la mayoría de las fachadas están protegidas por su valor patrimonial: no se pueden modificar sin la aprobación del Ayuntamiento y de la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico, garantizando su conservación.
Las fachadas son más que piel arquitectónica: son memoria viva. Así, cuando mires hacia arriba en tu próximo paseo por Madrid —ya sea en el histórico Madrid de los Austrias, la vibrante Gran Vía o el elegante Barrio de Salamanca— recuerda: esas fachadas no solo decoran la ciudad, la narran.
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